martes, 21 de octubre de 2014

Damien Rice: Segunda Parte

Veía como la gente casi ni tocaba su comida, solo copas de vino para esos peces gordos y sus amantes de ensueño.
 A mi izquierda, unos ocho metros era lo que calculaba que medía la mesa, se encontraban los asesores y jefes de renta de la empresa. A mi derecha, estaba " El tío Fergüs" a quién se le atribuye el apodo del "Rey Corruto", ¿Corruto? dirá, le decían así por que tenía una deficiencia en la lengua la cual le afectaba pronunciar la "P". Él controlaba 3/4 de la ciudad , policías, mafiosos, comercios, y hasta escuelas, sea lo que sea para que no interfieran con los negocios de la empresa.
Pero nunca me calló bien, así que no opté por no intercambiar palabra con él.
 Observaba con asombro que no había ni un solo chico corriendo, o alguna pequeña mirando con asombro la mesa de postres, estas personas adineradas solo conocían el estilo de vida de un "acomodado", sin preocupaciones de más, solo vivir con estilo, sin mirar a quién.

 Al sonar las 11:30 en el reloj, Fergüs se levantó para hacer un brindis
 "Queridos amigos de la em..em..emfgesa, es un gusto anunciar el acenso de nuestro futuro jefe, Daniel"
 Yo sonreí mientras todos brindaban por mi, pero me inclinaba más hacia lo gracioso que era escuchar a mi "tío"

 Todos se levantaron de sus mesas y fueron al estacionamientos, sin mencionar que yo iba encabezando esa muchedumbre, quería irme de ahí, pero discretamente...

 Justo antes de sacar las llaves para abrir el auto, note que se tambaleaba... no le di tanta importancia, pero el temblor debajo de mi auto se produjo en todo el estacionamiento, los viejos hombres corrían en busca de refugio, ¿Por qué? es solo un pequeño estruendo debajo de nosotros...
 Tardé dos segundos en tragarme mis propias palabras. Podía sentir debajo de mis pies el concreto quebrarse, y las vigas que sostenían el estacionamiento temblar de miedo y romperse.
Veía como todos corrían y bajaban a las plantas bajas, unos se caían y caían sobre lo que habían caído primero.
Logré ver al tío Fergüs que sin tartamudear, arrancó su Mercedes creyendo que sería buena forma de escapar, pero el edificio cedió, y la estructura comenzó a caer, en el medio del estacionamiento, donde lamentablemente se encontraba estacionado su auto, literalmente se partió en dos.
Corrí lo más rápido al último piso del lugar, si me quedaba abajo, moriría seguro, si me encuentro arriba, no sabía si no moriría, pero tenía la esperanza...
Al momento de pisar al primer centímetro del último piso, me detuve a ver el resto de la ciudad.

Simplemente... simplemente era horrible, la ciudad parecía estar echa con papel y pegamento, los edificios caían como si los hubieran echo con naipes, el océano parecía estar enojado y se levantaba como si quisiera tocar las nubes.
Quedé paralizado, sentía como el edificio se ponía de costado, preparado para desaparecer entre polvo y escombros. No corrí, no pude, solo caí con la esperanza de que todo sería un sueño, o poder seguir vivo a la mañana.

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